Bruta flor

Los pies de la mujer pisan raíces, hojas, palos, piedras, espinas y humedad. Tantean el suelo sin la mediación explícita del miedo. La mujer quiere evitar animales y hombres venenosos que acechan en todas las direcciones. Quiere preservar la propia vida que persiste en la inspiración y exhalación difíciles, en medio de una selva cerrada y oscura. En los textos de Bruta flor, de Angela Cuartas, existen pájaros, serpientes, plantas y gestaciones interrumpidas. Son textos que conversan con la muerte y con la memoria, hay violencia en ellos, a veces sorda, a veces frontal, y en general sentida por una mujer. Pero hay, sobre todo, algo que nos remite a cuadros de sueño. Al mismo tiempo, no hay nada más distante de este conjunto que el típico relato onírico, fantasioso o surreal. Lo que hay es una atmósfera densa, que se instaura con enorme rapidez y economía de medios, a veces en el curso de una simple frase: entramos en la frase de una forma y, de repente, el encuentro entre dos palabras provoca una sacudida. La lectura de Bruta flor nos revela una escritora de gran talento, y con una capacidad muy rara que es la de fundar, con muy poco, mundos que nos capturan por completo. Una escritora que sabe que el lenguaje es el que crea la historia, y no solo la cuenta.

Autor: Ángela Cuartas

Precio: $52,000