Perdición

Aquí está Perdición. Una concentración. Un zumo. La concreción de las ideas (de la idea) y la limpieza de las imágenes son un verdadero deleite para un lector de poesía. Sentí el doble movimiento de quien mira la escritura y se sabe mirado por ella, de quien escribe palabras a sabiendas de que refl­ejan su rostro. El régimen de los verbos da cuenta de la intensidad de la sensación, de su autenticidad íntima y de la precisión con que expresan lo que buscan: guardar, decir, ser, escribir… todos llegan con tu voz, graves y a la vez serenos, coordinan las frases sin imponerse y los sustantivos los orbitan a su justa distancia. Lo íntimo del poema comunica y conmueve, comparte y acompaña; abre o señala la abertura para que uno busque también la suya propia, su tajo, su espacio… La respiración, página a página, llega clara y decidida. Se sienten de inmediato los momentos en que se agita y aquellos en los que pide quietud. La puntuación es precisa, la presencia de tantos artículos, necesaria, las preposiciones están en su punto. La segunda y la tercera persona dan sentido y sostienen, tienden su mano, dan forma a los tiempos. Son la pérdida, pero también la ofrenda y el gozo, completan las imágenes incluso en su ausencia. Lo impersonal es la llama y la marca, una firma discreta de tu voz en el viento del poema. El libro me habla y me llama, me acoge. Su aire, propicio a los ecos, me colma limpio y fresco. Es mi privilegio y mi alegría poder leerlo y soñarlo libro.

Autor: Carlos Vásquez Tamayo

Precio: $32,000