Ecosocialismo y política energética

Lo importante, en una perspectiva ecosocialista es, ante todo, el cambio de mentalidad y de comportamiento de cada ser colectivo e individual. Es necesario elaborar e implementar políticas energéticas que abarquen todos los aspectos de la vida humana desde el nivel de la comunidad local hasta el nivel planetario. Debe existir una teoría bien entendida y participativa, y una praxis bien vivida que sean, al mismo tiempo, cultural, ecológica y económica. Deben tender hacia el Buen Vivir de todos y cada uno. Es necesario adoptar una política de “justicia energética” del mismo modo como debería existir una “justicia alimentaria”, una “justicia educacional” y otras, de todas ellas situadas en las dinámicas de un “desenvolvimiento” ecosocialista. En varios países “ricos”, las familias más pobres tienen que dedicar un 15% de sus ingresos a gastos energéticos, mientras que las familias ricas gastan sólo el 6% en un mismo rubro. ¡Cuesta caro ser pobre! En una perspectiva ecosocialista, los ciudadanos están conscientes de la necesidad de una soberanía energética, que pueda evitar muchas guerras, y, al mismo tiempo, están conscientes de la necesidad de una solidaridad y cooperación internacional. También conocen las razones y los riesgos del cambio climático y adoptan medidas para luchar contra sus causas antrópicas. No se trata de informarse mediante una prensa a menudo superficial del desarrollo de tal o cual reunión internacional (aunque esta información sea importante), sino de adquirir una verdadera formación en la materia. El ecosocialismo no tiene vocación de ser un pensamiento único. Es la ruptura de los modelos que, precisamente, se quieren únicos y que, después de un tiempo corto de lucha, se transforman en rutinas antes de desaparecer. El ecosocialismo es un sinnúmero de ideas, iniciativas, experiencias, intercambios, discusiones, contradicciones, oposiciones respetuosas de las opiniones ajenas, tomas de conciencia, expectativas, diálogos, cooperaciones; todo eso con algunos denominadores comunes: luchar contra las causas antrópicas del cambio climático, contra el derroche de energías, contra el saqueo de la Tierra, contra el hambre y la pobreza, también luchar para la armonía y el Buen Vivir de la Tierra y de la humanidad que forman el oikos común. No son las grandes misas de los organismos internacionales con sus grandes sacerdotes políticos y economicistas los que permitirán solucionar los problemas del clima, de las injusticias y de las guerras. Son las luchas, la creatividad, las creaciones y las acciones cooperativas de las comunidades de base las que podrán hacer avanzar las cosas. De este modo, todas las personas y cada grupo o persona individual, todos somos responsables de la lucha contra el cambio climático, la lucha por la justicia social y la construcción de una civilización del ser.

Autor: Andrés Bansart

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